Pasé todo el fin de semana largo evadiéndolo, dándole vueltas en la cabeza, soñando con funcionarios de corbata claustrofóbica y mueca torcida, quizás esperando una llamada a mi puerta de la brigada especial de cobro a morosos pobres y torpes para el sistema.
Nada de esto sucedió, rebusqué en un cajón mi calculadora "científica" (con todas las fórmulas de secundaria anotadas en su contratapa), espanté las cucarachas habituales y me dispuse a llenar cinco declaraciones de impuestos atrasadas, más cuatro formularios de multa consignando las razones de mi omisión para presentar estas patrañas en los últimos años.
Tantas palabras absurdas, y yo sin comprender nada, armada con un lápiz y una calculadora, buscando en el website del banco central antiguos tipos de cambio del dólar (ahora que nos pasamos a la banda cambiaria), descargando una tabla histórica de excenciones de impuestos...
No lo pude resistir, me caía de sueño, mi insconciente me pedía a gritos dormir, claudicar, eso hice entonces. En alguna parte sonó el teléfono, traté de levantarme y no pude, mi cuerpo no acataba las órdenes enviadas, mis extremidades se movían convulsivamente, mi cabello había tomado visos de antenas... y supe que Kafka no se había equivocado.
18.10.06
En alitas de cucaracha
Publicado por Lau Fu en 12:10 PM
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1 Lenguas inquietas:
Quién no se equivocó? jejeje
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