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25.3.08

Sucesos

Hoy nos miramos de nuevo. Todavía los años te hacen parecer mucho mayor y a mí mucho menor, aunque la diferencia entre ambos tampoco es despreciable. Quizás por eso en tanto tiempo pasado sólo olfateamos con disimulo el color de la piel y la tesitura de la voz. Pretendés no verme buscándome con el rabillo del ojo, pretendo ignorarte rozándote con la falda al pasar a tu lado. Se me hace ridículo volver a tu tienda de artefactos electrónicos a pedirte, como tantas veces, unas nuevas baterías. Tal vez echés en falta el taller mecánico al lado de mi casa, que nunca quiso innovar su inventario y ya no existe más. Así como no nos restan excusas para contemplarnos en nuestro gentil asombro casi vecinal.

Ni a vos ni a mí parecen quedarnos frases hechas depositadas al azar, por ello, al llegar al final de la cuadra no resistí la tentación de voltearme, despedirme si querés, de alguna forma, pensando en que podría eludir ese camino nuevamente. Vos cruzabas a la calle de enfrente cuando miraste hacia mí. Un bocinazo te devolvió a la vía pública y nos arrancó una carcajada. Gritaste: -¡Hasta pronto!-, como si supieras que yo quería despedirme, como si hubieras visto la motocicleta que te embistió segundos después.

12.3.08

Hoy hubiera cumplido 101 años...

Abuelita *

A Mimí
Sus manitas eran pececitos de otoño envueltos en cristales de confite. Tan pequeñas que sus dedos se esforzaban por tocar una octava en el piano y nunca lo logró. -Las esencias finas vienen en envases pequeños-, repetía por aquello de la altura.

Tímida y modosita, fue la única de cuatro hermanas capaz de luchar por un amor. Se fugó para casarse con un inmigrante, pero tuvo el decoro de enviar un telegrama el mismo día a su familia. Crió tres niñas y un niño, que le sacaron unas canas que siempre rehusó teñir. El luto de la viudez temprana contrastaba con sus tenaces ojos verdes, que se dieron a la tarea de descubrir el mundo masculino, de la administración monetaria en un hogar.

Parió cajetas; y cocinó a su descendencia a fuego lento. Cuando llegaron los nietos ya las historias eran tantas, que sus labios las repetían una y otra vez como si fuese la primera. Sacaba sus antiguos álbumes fotográficos al menos un día a la semana; de ahí brotaban caperuzas, leontinas, sombreros y figuras de aspecto señorial, que se paseaban por la habitación hilando cuentos de amores, bailes y duelos. La vida pasaba ante nosotras, íbamos envueltas en un inmenso globo, que surcaba el tiempo sepia de la memoria.

Pero un día notamos que la vieja máquina singer estaba repleta de comején. Otro día murió el primer novio que había tenido, falleció una de sus hermanas, y se fue marchitando la Eucaristía que florecía en el patio, porque ya su época se acababa.

Habían cambiado los papeles de quien le narraba historias que apenas llegaban a la tercera línea, y ya tenían de fondo sus ronquidos. Cada uno seguía en sus ocupaciones, pero ella ya no tenía ninguna.

Repentinamente dejó de hablar por voluntad propia. Nada le quedaba por contar. Su mirada a veces reía o a veces se perdía. Fue sumergiéndose en ella misma, Alfonsina dentro de sí.

Más tarde, no quiso volver a caminar. Se depositó en una silla de ruedas sin tener ningún impedimento físico. Comenzó a diluirse, y poco a poco, se nos fue.

Me duele el pensar que su cuerpo murió solo en un triste hospital para ancianos. Me consuela el saber, que si vuelvo a subir a aquel globo que ella me enseñó por primera vez, podré volver a verla donde estuvo siempre, asida a un ala sepia de mi historia, bailando aquel eterno vals con mi abuelo, cubiertos por la bruma de lo que sería el porvenir.

Porque hay un instante eterno en cualquier vida, y desde mi solitario globo me detengo a apreciar ese ínfimo segundo, donde cupo toda la felicidad humana.


* Publicado en el libro de cuentos: "Cementerio de Cucarachas", ed. EUCR, San José, 2006.

2.3.08

¡Tome nota Arias!

El 1° de marzo la cantante argentina Mercedes Sosa ofreció un concierto inolvidable en el Palacio de los Deportes en Costa Rica. La Negra sigue renovando la capacidad de asombro de su público con bellísimas canciones, antiguas y nuevas, sin embargo, la sorpresa de encontrar al Presidente de la República, Oscar Arias Sánchez, a su hermano, el Ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias Sánchez, junto a otros personajes como la diputada Mayi Antillón en la primera fila de la sección VIP del concierto, armó una tremenda alharaca entre la audiencia.

Al terminar la intervención del telonero y cantautor nacional Esteban Monge, hizo su entrada subrepticiamente el séquito oficial de los Arias. El público, pese a la media luz, reconoció a los sujetos, a quienes de inmediato gritó: -¡Fuera! ¡Fuera! ¡Que se vaya! ¡Que se vaya!- con gritos de repudio que tuvieron su origen en toda la sección de gradería y algún eco en la sección VIP, donde sin embargo, fueron más nutridos los aplausos de apoyo al grupo presidencial. No obstante, cuando la gradería central se desató en un fuertísimo: -¡No, no al TLC-! retumbaron las paredes del Palacio de los Deportes, como para recordar un episodio similar en el concierto de Joaquín Sabina.

Durante largos minutos la consigna continuó, hasta la entrada en escena de Mercedes Sosa, quien con una ovación terminó momentáneamente con la intranquilidad política. Cuando la Negra saludó a los personajes gubernamentales, mencionó que para Costa Rica era: -Un honor contar con un presidente....- ahí se vio interrumpida por un público enfurecido, al que espetó: -...un presidente no militar-, entonces comenzó a cantar, la comitiva oficial se deshizo en aplausos y el resto de la concurrencia se calmó. Sin embargo, Mercedes Sosa, afirmó poco después: -pero no todo es pagarle al FMI, también hay que pensar en la pobreza y en la miseria de la gente- con lo cual, terminó de granjearse la simpatía de su público en gradería.

Más tarde, en la introducción a la pieza que le da nombre a su último disco "Corazón Libre", la cantante argentina dijo al público que: -ya muchos problemas habían traído a otros países los alaridos, los alaridos donde la gente no se escucha, hay que decir las cosas de forma clara para ser escuchados-. En ese momento, una fuerte voz surgida de la gradería central bramó: -¡Tome nota Arias!-, exclamación aplaudida por casi toda la audiencia.

Seguidamente, Mercedes Sosa cantó "Corazón Libre", como si de un guiño cómplice a todos los seguidores del "No al TLC" se tratase.


Corazón Libre

Letra y música: Rafael Amor
Voz: Mercedes Sosa (Del álbum: Corazón Libre)

Te han sitiado, corazón,
y esperan tu renuncia…
los únicos vencidos, corazón,
son los que no luchan.

No te entregues, corazón libre,
no te entregues…
no te entregues, corazón libre,
no te entregues.
(estribillo)

No los dejes, corazón,
que maten la alegría…
remienda con un sueño corazón,
tus alas malheridas.

No te entregues, corazón libre...
(estribillo)

Y recuerda, corazón,
la infancia sin fronteras…
el tacto de la vida, corazón,
carne de primaveras.

No te entregues, corazón libre...
(estribillo)

Se equivocan, corazón,
con frágiles cadenas…
más viento que raíces,corazón,
destrózalas y vuela.

No te entregues, corazón libre...
(estribillo)

No los oigas, corazón,
que sus voces no te aturdan…
serás cómplice y esclavo, corazón,
si es que los escuchas.

No te entregues, corazón libre...
(estribillo)

Adelante, corazón,
sin miedo a la derrota…
durar no es estar vivo,corazón,
vivir, es otra cosa.

No te entregues, corazón libre...
(estribillo)