- Asegurarse de tener como padre un funcionario en un alto cargo gubernamental (Ministro de Seguridad o de Salud, por ejemplo).
- Identificar la influencia del pedigree familiar en las esferas socio-económicas del país.
- Haber bebido, fumado, inhalado, inyectado y tragado como mínimo los vapores sulfurosos de Mordok.
- Seleccionar un método para la ejecución del objetivo final: sobredosis, acuchillamiento, o incluso la horca.
- Realizar el acto escogido, no sin antes confirmar con la prensa el titular que llevará la información: “Hijo de Mengano Fulán se autodestruye” (también será posible aceptar: “Hijo de Mengano Fulán se autoaniquila”.
- Recitar antes de morir un verso de las Interrogaciones de Gabriela Mistral: “¿Cómo quedan, Señor, durmiendo los suicidas? / Un cuajo entre la boca, las dos sienes vaciadas,/ las lunas de los ojos albas y engrandecidas,/ hacia un ancla invisible las manos orientadas?
18.1.07
Instrucciones para la Autodestrucción
Publicado por Lau Fu en 6:13 PM
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8 Lenguas inquietas:
Uffff que agriooo, pero genial y valiente de tu parte...
Gracias, hay cosas que no se pueden callar.
Esto lo escribí poco antes de navidá:
Hay que tener en cuenta
la autodestrucción
tiene sus reglas
no es el genocidio propio
por la simple gana
de acabar consigo mismo
sin vergüenza
es llegar al fin
sin joder a nadie más
-aunque no sea cierto-
clap, clap, clap
La realidad hay que tomarsela como viene y no discutirla, o te quedará luego el mal sabor en la boca.
Desde Hussein no me has vuelto a visitar. Un saludo.
mae que fuerte. asi no mas, que fuerte. tu blog es lo mejor que he visto, me tendras a menudo por aca
No será el hijo del ministro de seguridad quien redactó tal código?
A veces el suicidio es un acto de dignidad. El único que nos queda.
Mis respetos por los suicidas. Les doy el beneficio de la duda, siempre.
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