Siempre hablamos del miedo al otro, al otro amenazante, diría el investigador social Carlos Sandoval. Ese que es distinto y en su diferencia reta la supuesta coherencia de nuestra identidad. Sin embargo, el miedo a la otra, es decir, a la mujer, encuentra sus orígenes en el control ejercido por el cristianismo, el judaísmo y el islamismo sobre las mujeres, así como en las reflexiones de los patriarcas fundadores de la filosofía y la historiografía, para luego extenderse como una epidemia sobre el lenguaje, las ciencias, las artes y todo aquello que llevara el sello de la creación del hombre (y a veces también de la mujer).
La situación cambió gradualmente hasta nuestros días, sin embargo, aún muchas actitudes, creaciones y disciplinas están saturadas de este horror proveniente de la masculinidad hegemónica hacia lo que ella misma definió como "femenino". Y es que esta concepción de lo femenino considera que el diablo prácticamente anida en nuestra vagina, de ahí la satanización de nuestro cuerpo, su expropiación, colonización y posterior explotación por todos los saberes que ejercen un poder real en nuestra sociedad (el derecho, la medicina y la economía, principalmente).
No obstante, el lenguaje artístico tampoco está exento de este tipo de valoraciones sobre las mujeres, en la medida en que expresa un odio visceral contra nosotras. En la poesía, por ejemplo, pasamos de musas inalcanzables a putas atravesadas de extremo a extremo por una mansalva de palabras homicidas. Del pedestal a la alcantarilla, nos llevan algunos poetas, que en su pánico nos sacan los ojos con sus versos y terminan escribiendo una apología de la violencia contra las mujeres.
Y es que son tantos los epítetos que sobre nuestros cuerpos han taladrado, que ni musas, ni putas, ni locas, nos han dejado realmente ser. Porque según ellos, y cuando ellos así lo definieron, entramos en alguna de estas categorías. Imágenes estereotipadas de lo femenino que históricamente evolucionaron de la mujer demoníaca a la histérica y luego a la anoréxica. Ese fue el resultado de transgredir los patrones impuestos a las mujeres por una virilidad inauténtica, mítica, capaz de ejercer la fuerza y el dominio mundial a través de la violencia.
Hay un elemento muy básico que está en juego aquí: el que la mujer asuma el poder sobre su sexualidad. Y entonces, en su imaginario, estos tristes poetas de la agresividad alucinan con una monstruosa vagina dentada que arrancará furiosa su pene y testículos. Por eso, ante la ignorancia el miedo, y como su consecuencia más palpable la violencia, reflejada en esos poemas que acuchillan a cada mujer sobre la que escriben.
La situación cambió gradualmente hasta nuestros días, sin embargo, aún muchas actitudes, creaciones y disciplinas están saturadas de este horror proveniente de la masculinidad hegemónica hacia lo que ella misma definió como "femenino". Y es que esta concepción de lo femenino considera que el diablo prácticamente anida en nuestra vagina, de ahí la satanización de nuestro cuerpo, su expropiación, colonización y posterior explotación por todos los saberes que ejercen un poder real en nuestra sociedad (el derecho, la medicina y la economía, principalmente).
No obstante, el lenguaje artístico tampoco está exento de este tipo de valoraciones sobre las mujeres, en la medida en que expresa un odio visceral contra nosotras. En la poesía, por ejemplo, pasamos de musas inalcanzables a putas atravesadas de extremo a extremo por una mansalva de palabras homicidas. Del pedestal a la alcantarilla, nos llevan algunos poetas, que en su pánico nos sacan los ojos con sus versos y terminan escribiendo una apología de la violencia contra las mujeres.
Y es que son tantos los epítetos que sobre nuestros cuerpos han taladrado, que ni musas, ni putas, ni locas, nos han dejado realmente ser. Porque según ellos, y cuando ellos así lo definieron, entramos en alguna de estas categorías. Imágenes estereotipadas de lo femenino que históricamente evolucionaron de la mujer demoníaca a la histérica y luego a la anoréxica. Ese fue el resultado de transgredir los patrones impuestos a las mujeres por una virilidad inauténtica, mítica, capaz de ejercer la fuerza y el dominio mundial a través de la violencia.
Hay un elemento muy básico que está en juego aquí: el que la mujer asuma el poder sobre su sexualidad. Y entonces, en su imaginario, estos tristes poetas de la agresividad alucinan con una monstruosa vagina dentada que arrancará furiosa su pene y testículos. Por eso, ante la ignorancia el miedo, y como su consecuencia más palpable la violencia, reflejada en esos poemas que acuchillan a cada mujer sobre la que escriben.
14 Lenguas inquietas:
"...esta concepción de lo femenino considera que el diablo prácticamente anida en nuestra vagina,(...)alucinan con una monstruosa vagina dentada que arrancará furiosa su pene y testículos. Por eso, ante la ignorancia el miedo..."
Tienen razón, el diablo vive en mi vagina, pero es el diablo del placer, que no admite más ley que la que yo misma le dicte.
¿Tienen miedo? Pues si es la asquerosa represión patriarcal la que viene a tocar las puertas de mi templo vaginal más le vale tener miedo, porque al animal histórico que vive en mis entrañas le sobran colmillos con qué hacerlos jirones.
"Y entonces, en su imaginario, estos tristes poetas de la agresividad alucinan con una monstruosa vagina dentada que arrancará furiosa su pene y testículos"
Esta frase la ví convertida en música.
Espero no te manden a la hoguera por esta entrada.
está muy bien pero mucho de eso ya ha sido dicho. creo que a estas alturas el problema no es que desde el siglo tatá la masculinidad haya impuesto tal o cual idea, sino que en la vida cotidiana aún hay chorrocientas mujeres muy dispuestas a ser lo que sea que se suponga que deben ser, sobre todo desde las doctrinas religiosas aquí mencionadas.
Me ha gustado mucho, tanto que lo tome prestado ;-)
sin querer ser politicamente correcto comparto mucho de los post que precen a este, tambien decir que hay no pocas damas que dejan la vida en generar continuidad historica del patriarcado.
sera que hemos aun de navegar una poca mas para ver como construimos ese otro mundo que tanto queremos de manera de estar todas incluidos y bien. muchos mov buscan concrecion de matriarcado, lo cual realmente me parece la misma merda con aroma levemente diferente....
LEvanto la copa entonces para celebrar la concrecion de ese otro espacio, donde cada cual sea cada uno y se permita ser el otro.
Ma.s: Creo que el placer merece más que un animal prehistórico que lo defienda, merece conciencia.
Manuch: De la hoguera siempre resucitamos...
Código: Coincido con vos, no digo nada nuevo, pero duele reconocer que la costra patriarcal se sigue reproduciendo en la creación que se autodenomina vanguardista.
Vlad: Gracias por compartir con otras personas estos comentarios. Ojalá nos sirvan para darnos cuenta de la ridiculez de ver nuestras otredades como amenazas, ya seamos mujeres u hombres.
Un placer compartir cosas tan lindas, que se salen de las ganas de abrir charlas, de interpelar y crear.
Si, a pleno, animarse a ser el otro es el desafio, es el paso necesario, es parte de poder pasar de las estructuras clasicas; asi como muchas mujeres siguen construyendo patriarcado muchos hombres siguen sin aprender a ser ellos, a ser sensibles y cagarse en la falsa imagen que dice que cosa es un hombre...
Siempre he tenido la pregunta... y he encontrado una multiplicidad de respuestas -algunas que viera usté y Alá nos guarde-... y aún tengo la pregunta... ¿qué es feminidad?
Lau Fu, ¿cuál es tu concepción de feminidad? O tal vez más depurado, ¿cómo es la sexualidad femenina realmente femenina?
-La terrible delicia de ser sociales, el condenao marco teórico... jejeje-
Buitre amigo: Creo que esa manía de querer definir y encasillarlo todo es muy cartesiana (y no lo digo como un piropo)... Muy subjetivamente te puedo decir que dentro de todas las cosas que NO me interesa encajonar en esta vida, ubico mi sexualidad como mujer (porque no hablaré de las otras, sólo de la mía) más allá de ataduras académicas y lastres morales.
"ni musas, ni putas, ni locas"
Cierto, no es fácil quedar bien en una sociedad que nos lleva de un lado a otro, con la marca del género a cuestas, con las ganas pero con el pudor, con los medios pero con el miedo, con los pantalones pero igual sangrando.
Ser mujer como ser agua o árbol, parece a veces tan complicado como decidir lanzarme en paracaídas. Es vértigo. No hay perdón, se hace o no. Pero a quién le importa?
La mujer debe dejar de creer que ha ganado luchitas, que ha destronado patriarcados. Simplemente se es consecuencia de algo, incluso de uno mismo. La mujer debe ser mujer y estar orgullosa de eso, no es matándose de hambre, no es poníendose corbata, masticando tabaco, o abriendo las piernas como va a sobrevivir (eso sonó melodramático jaja).
Saludos!
excelente tu post.
Laura...¿Cómo sería un hombre con Burka? ¿El primer ser humano en Marte sea una mujer? ¿El hombre al nacer le amputen el glande? ¿Cómo sería un mundo así?
Ah...que mueran en una frontera y que a nadie le importe...Cadáveres de hombres...Imaginate...Hitler mujer...Mundo raro, sin duda.
Honestamente, a mí no me gustan ni los cadáveres ni las torturas. Las provocaciones extremistas siempre se muerden a sí mismas el rabo, o será el glande?
Lau Fu -¿cartesiano? ¡caray!-, no pretendía molestarte sólo profundizar en este tema tan rico y que se las trae. Lo que buscaba era una "ampliación" de lo que posteaste.
Disculpá por no explicarme bien.
Por dicha eso está cambiando. Yo siento que sí. Peco de optimista, a menudo.
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