En América Central jugamos una partida entre el olvido y la memoria. Nos queda un resabio de muerte en los labios. Un beso desaparecido bajo la metralla. Miles de gentes ahogadas en el miedo y la impotencia. Cinco siglos huyendo hacia todas partes y ninguna. Antiguos dioses silenciados bajo cruces.
...Y un ardor en la sangre, que aún el tiempo no apaga.
...Y un ardor en la sangre, que aún el tiempo no apaga.