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22.6.08

Carta a Julio Acuña (1973-2008)

Querido Julito:


Perdoná esta carta tardía. Hace tiempo -como sucede siempre- debí decirte que posiblemente eras el último cronopio sobre la faz de la tierra. Lamento haber esperado que tu cuerpo sucumbiera a la mano homicida, para ahora, con el corazón hecho un puñito, y extrañando la luz de tus ojos, solamente te pueda escribir estas líneas.

Y es que todas las personas que te conocieron te amaron. Rarísima fue la posibilidad de conocer en esta vida a alguien como vos, tan lleno de amor y de dulzura, pero con un sino de lucha imparable estampado en sus genes. ¡Cúanta alegría nos diste a quienes tuvimos la oportunidad de entrabar alguna complicidad con vos! Desde la poesía, la comunicación, el cine y la bohemia, exhalaste chispas de luz que algunos tuvimos el privilegio de compartir.

Dicen que todo muerto es bueno, pero se equivocan. Vos sos el muerto más malo que he conocido, porque aún tu cuerpo inanimado parecía querer levantarse con una sonrisa enarbolada. Sos la persona más viva que he conocido, y eso, ni la vieja parca te lo quitó.

Vos me renovaste el asombro, amigo mío. Una década humana es poco tiempo para conocer a alguien como vos, que alentaba al espíritu a soñar más allá de lo tangible. Inerte quedó sólo tu cuerpo, vivas restan para siempre la esperanza en tu mirada, el talento de tu verbo, la proximidad ingenua de tu rostro emocionado, y tu hija, Solaris, en quien sembraste el amor que nos despierta hasta los huesos.

Releo tu libro de poesía, "Ontología menor", y descubro como en todo vate es presupuesto, el don de vaticinar su destino. Ahí continuaremos Julito, en el arcoiris que nos enseñaste a contemplar hondamente, para imbuirnos de colores y saltar a la vida sin miedo, porque ninguna bala detendrá este ímpetu que nos insuflaste.

Seguimos en el viaje amigo, tu espíritu nos acompaña.

Laura Fuentes Belgrave



Tema para un friso

Al caer su pluma
el zopilote ya llevaba mi alma

otros se lanzaron del risco

y en la isla desierta

apareció la caña


Nos reconocimos en el vuelo

en el arco iris invertido aún estamos


Julio Acuña
Del libro: "Ontología Menor"
Editorial Andrómeda, 2006.


17.6.08

Atavismo

Si descubrimos a un tiburón de 6 metros que vive a 1000 metros de profundidad y a un niño de 7 años que pesa 100 kilos... ¿Hemos recuperado el eslabón perdido?